Capítulo 172

Mi caja torácica se expandió como si esperara una gran dosis del aliento de Dante dentro de mí.

Estaba mal. Peligrosamente mal.

Empujé su brazo, haciendo que soltara mi garganta.

Mis pies volvieron a asentarse en el suelo, recuperando el equilibrio.

—Felicidades. Lo lograste. Ya estoy en el infiern...

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