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—Maldito hijo de puta— murmuro en silencio para mí mismo.

Esta mañana, Nevaeh está desayunando frente a mí, pero no puedo sacar esa palabra de mi mente.

—Papá.

¿Cómo se suponía que debía reaccionar en el restaurante después de que me llamara así en un tono tan burlón con esa pequeña sonrisa en su...

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