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El desayuno de hoy es más tranquilo de lo habitual. Todavía me cuesta controlar mi corazón. Después de lo que pasó anoche en la sala de pintura, mis mejillas se calientan cada vez que miro a Aiden.

Mientras fijo mi mirada en mi plato, escucho a Ian decirle a Aiden:

—Tu café.

Ian pone la taza sobr...

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