No te estoy evitando

—Apuesto a que si coqueteas un poco, te dará el código del vestuario de la sala de operaciones— sugirió Talia. Desvió la mirada hacia el cirujano plástico, el Dr. Stan, que estaba escribiendo con la cabeza baja, completamente ajeno a que hablaban de él a unos pocos metros.

Irene ya le había contado...

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