Sufrió sin él

—¿Puedo pasar por tu casa esta noche? —preguntó esperanzado de nuevo.

—¿A qué hora sales?

—Pronto. Eso espero —miró su reloj—. Debería salir antes que tú.

—No puedo ir a tu casa cuando salga —ofreció ella.

—Claro, no importa.

Sus manos seguían en su rostro. No puedo obligarme a apartarlas, a pe...

Inicia sesión y continúa leyendo