¡Me has asustado!

—¿Alguien puede ser testigo? —Sine asomó la cabeza por la puerta de la sala de medicinas, que estaba justo afuera de la estación de enfermeras.

Andy, que caminaba en la dirección opuesta por el pasillo, levantó el puño y dijo inmaduramente— ¡Amén!

Irene puso los ojos en blanco y se levantó para a...

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