Los dioses estaban en su contra

Masticó la esquina de su labio por un momento, sus ojos perforando los de ella.

—Sí, tienes razón —dijo finalmente. Parecía avergonzado, lo cual la sorprendió. Suspiró mientras pasaba una mano por su cabello—. No es asunto mío, de todos modos. Y lo entiendo, quiero decir, él es doctor, ¿no? Todas l...

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