Luchen sus propias batallas

Ella apartó el rostro, temerosa de que Kiki viera sus labios rojos o el deseo en sus ojos. Brenden ni siquiera se dio la vuelta mientras aclaraba su garganta en silencio y decía—Hola, Kiki. Pasaba las páginas del expediente y fingía estar muy ocupado.

—Irene —dijo Kiki—. El paciente de la 12 dijo q...

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