Mucho dolor

—Espera un segundo… —Miradas confundidas iban y venían entre Brenden e Irene. A sus manos entrelazadas—. ¿En serio? ¡Qué sorpresa tan agradable! ¿Estabas hablando de Brenden todo el tiempo, Irene?

Su cara estaba ardiendo. Sabía que tenía un tono alarmante de rojo, y aún así no quería nada más que d...

Inicia sesión y continúa leyendo