Escondiéndose

Irene empujó a Brenden contra el carrito de la ropa, atacando prácticamente su cuello con la boca. Él estaba ligeramente tenso, pero eso no evitó que un gemido se escapara ni que se formara un bulto en sus pantalones. Irene deslizó sus dedos debajo de su camisa y acarició la piel suave de su estómag...

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