Capitulo 11 Aires nuevos

Apenas abrió sus ojos, Elizabeth divisó una silueta contra el ventanal de la habitación, era Federico.

—Buenos días, señor Alvear— Saludó con total naturalidad como si la noche anterior, no hubiese sucedido absolutamente nada.

Él se volteó para mirarla, parecía no haber dormido muy bien. Su aspect...

Inicia sesión y continúa leyendo