Capítulo 5

POV de Victor

Dejé a Mia en mi habitación y fui a mi oficina. Necesito cambiarme antes de ir a la reunión. Quería pasar tiempo con ella, ayudarla a organizar sus cosas, pero el deber es primero. Me cambio a unos jeans azules, una camisa blanca y una chaqueta negra. Tomo el coche del Alfa del estacionamiento y conduzco hasta el frente de la casa de la manada.

Jaxon y Greg se suben, Jaxon atrás y Greg en el asiento del pasajero.

—Alfa, Beta, muy buenas tardes a ambos. ¿Podemos empezar? —pregunto.

—Sí, Victor —confirma el Alfa, ocupado con su móvil.

Nos dirigimos hacia la carretera principal.

Greg se aclara la garganta.

—Oye, Alfa, ¿te enteraste del último chisme? —dijo con una sonrisa, mirándome.

Sabía que tramaba algo.

—No, ¿qué es? —preguntó Jaxon.

—Uno de nuestros guerreros llevó a su joven estudiante detrás de unos árboles y se besaron —dijo con cara seria.

—¡Oye! ¡Oye, eso no fue lo que pasó! —casi le grito.

—¿Cómo lo sabes? ¿Fuiste tú, Victor? —preguntó Jaxon incrédulo. Ahora tenía toda su atención en nosotros.

—Sí, yo... yo... la llevé... pero...

—Incluso la ha encerrado en su habitación —añadió Greg, sacudiendo la cabeza.

—¿Victor? —preguntó Jaxon sorprendido.

—No es así, yo...

—Ella es pero...

—¿No está en tu habitación? —Greg.

—¿Ella está? Oh diosa, Victor, no puedo creerlo —Jaxon.

—¡ES MI COMPAÑERA!

—¿Encontraste a tu compañera? —Jaxon.

—Sí, yo solo... hombre...

—¿No me lo dijiste? —Jaxon.

—Estaba a punto...

—¿Le dijiste a Sandra? —Jaxon.

—No, iba a...

—¡Oh! ¿Ni siquiera le dijiste a Luna? —Greg.

—¿Cómo pudiste hacer eso, Victor? Estábamos tan preocupados por ti, Sandra te considera como un hermano, ¿y no le informaste tampoco? —Jaxon.

—¿ME DEJARÁN HABLAR? —casi grito frustrado.

Ambos empiezan a reírse a carcajadas.

—¡Chicos! —me río también. Solo me estaban tomando el pelo.

—Felicidades, hermano, estoy muy feliz por ti. Me gustaría conocerla algún día —me dijo Jaxon.

—Probablemente la conoces, es la hija de María —le digo.

María era la asistente de su madre, la conocía.

—¡Oh! ¿Es ella? ¿Mia, verdad? La he visto por ahí cuando era pequeña —me dice Jaxon.

El resto del viaje lo pasamos charlando sobre cosas al azar.

La reunión se alarga demasiado, son las 10 p.m. cuando regresamos a la casa de la manada.

Cuando entro en mi habitación, veo que Mia está durmiendo con las cobijas sobre su cabeza. Debe estar asustada, sola en un lugar nuevo. Me doy una ducha rápida y mientras me seco el cabello, veo a Mia asomándose por las cobijas y mirándome. Sonrío para mí mismo. Ella rápidamente se cubre de nuevo cuando me giro para mirarla. Así que solo está fingiendo dormir. Me acuesto a su lado, acercándola a mí. Sé que ambos estamos experimentando esta sensación embriagadora, que es nueva para nosotros. Para mí, ella es mi hogar, donde puedo ser libre y estar expuesto. Ella me completa, como la última pieza de un rompecabezas que completa la imagen, hecha para encajar perfectamente.

Intento iniciar una conversación con ella, preguntándole sobre mis fotografías que tiene en su armario. Ella dice que las tomó todas, me asombra, ha estado tomando mis fotos cuando ni siquiera sabía que existía.

Tomo su rostro entre mis manos y la beso en la frente y en las mejillas. Lex está volviéndose loco, quiere más, pero no estoy seguro de cuánto se siente cómoda ella. No quiero apresurar las cosas. Miro sus labios rosados y carnosos, decidiendo si debo hacerlo o no.

—Victor, hay merodeadores en la frontera norte —grita Jace a través del enlace mental. Me siento de golpe. Tengo que ir.

Odio dejarla sola de nuevo. Debe estar odiándome a estas alturas. Corro hacia la frontera en mi forma de lobo con mis hombres. Estoy furioso, necesitamos atraparlos vivos. Los merodeadores que cruzan nuestras fronteras no lo hacen por diversión. Hay una razón detrás de esto, necesitamos averiguarlo.

Los atrapamos y los encerramos en las celdas del sótano del terreno de la manada, se informa al Alfa.

Toda la noche se va en interrogatorios y torturas. Ellos siguen con su historia de que vinieron en busca de comida. Sabemos que hay más detrás de esto.

Son las 6 de la mañana y estamos exhaustos. Decidimos descansar un poco antes de volver a ellos.

Cuando llego a nuestra habitación, Mia no está, tal vez se fue a la escuela. Ahora que veo mi habitación a la luz del día, veo sus cosas por ahí. Ha puesto algunas muñecas en la mesa de noche, hay un osito de peluche en la mecedora, el baño tiene algunos cosméticos de chica, el vestidor tiene su ropa. Y lo más importante, su aroma está esparcido por toda la habitación. Todo esto me hace sonreír, me calma. La extraño, espero que vuelva pronto.

Me encuentro con Sandra en el desayuno, necesito informarle sobre Mia.

—Luna —la saludo.

—Hola Victor, ¿cómo estás? —Está tomando su café con algo de huevo y tostadas.

—Estoy bien, gracias, necesito decirte algo —me mira confundida.

—Yo... encontré a mi... compañera.

—¡¿QUÉ?! ¡OH WOW! ¿Dónde está? —pregunta mirando alrededor.

—No está aquí.

—¿Entonces?

—Está en la escuela —le digo.

Sus ojos se abren de par en par y estalla en carcajadas.

—¿Qué es tan gracioso? —le pregunto, molesto.

—Solo imagina, la compañera del guerrero más feroz y temido de la manada Luna de Perla está en la escuela —me dice, controlando su risa.

La miro fijamente.

—Ok, ok, no te enojes, lo siento, solo estaba bromeando. Así que por eso no podías encontrarla. Era menor de edad.

—Sí, tal vez —murmuré.


Son las 3 p.m. y Mia no ha vuelto. Me preocupo, ni siquiera tomé su número de móvil. Qué tonto de mi parte, ¿cómo me comunico con ella ahora? Ni siquiera puedo enlazarme mentalmente con ella.

Bajo a buscarla, no está allí. Vi a una de sus amigas en la sala de juegos, y ahí está Taylor con ella. Me acerco a ellos.

—Hola Taylor.

—Hola Victor.

Luego me dirijo a esa chica.

—Hola, umm, ¿sabes dónde está Mia? —le pregunto.

—Sí, se fue a su trabajo después de la escuela —respondió frunciendo el ceño.

—¿Tiene un trabajo? No lo sabía.

—Sí, trabaja en una pastelería en South Hill, ¿no te lo dijo? —ahora estaba confundida.

—Tal vez se le pasó, umm... ¿puedes darme la dirección? Quiero ir a recogerla, se sorprenderá.

—Sale a las 6 —me informa su amiga mientras me voy después de tomar la dirección.

¡Oh! Tendré que esperar entonces.

Llego allí a las seis menos cuarto y espero por ella en mi Jeep estacionado frente a la tienda. Es una tienda pequeña pintada en tonos de rosa. Decorada con flores artificiales. Deben ser bien conocidos, ya que veo muchos visitantes.

A las 6:10, sale con una chica tatuada y un chico rubio. Mia está charlando con la chica, tomándola de las manos, mientras el chico cierra el lugar. Son humanos. No sabía que Mia podía hablar tanto, apenas habla conmigo.

—Apenas están juntos —bufa Lex.

Bueno, eso es cierto.

Justo entonces, ese chico pasa sus brazos alrededor de Mia y la otra chica, como si fuera un abrazo grupal. Gruño fuerte.

'No, amigo, esa es mi chica'. Salgo del Jeep y camino hacia ellos. ¿Por qué esa chica me está saludando? ¡Lo que sea! Llego a ellos y beso a Mia en la mejilla, quito la mano de ese tipo y pongo la mía alrededor de ella, acercándola a mí. Ahora está perfecto.

—MÍA —gruñe Lex.

Ambos amigos de ella nos miraban boquiabiertos.

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