Capítulo sesenta y cuatro

Raleigh

—Ro —digo, su nombre sale como un grito ahogado—.

—Ray, ¿dónde estás? ¿Estás bien?

—Te amo —digo entre sollozos al teléfono, sabiendo que mi tiempo se está acabando—. Te amo y lo siento muchísimo. Por favor, dile a Ryker y Ryler que lo siento y que los amo también, muchísimo. Y dile a Linco...

Inicia sesión y continúa leyendo