Capítulo cuatro

No he dormido más de un par de horas desde aquella noche. Cada vez que cierro los ojos, lo veo de nuevo. El cuerpo. La forma en que se veía la piel, pálida y extraña. El olor en el aire, como metal y tierra mojada.

Trato de decirme a mí misma que es solo el shock y que pasará. Pero han pasado días ...

Inicia sesión y continúa leyendo