Capítulo cinco

El teléfono suena antes que la alarma.

Por un segundo pienso que estoy soñando, pero sigue vibrando contra la mesita de noche. Parpadeo, lo agarro, entrecierro los ojos para ver la pantalla.

Jax.

Me siento, frotándome los ojos. La habitación sigue oscura, solo una delgada línea de luz se cuela por l...

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