Capítulo cuatro

Raleigh

—¡Despierta, dormilona! —grita Rowan mientras se lanza sobre mi cuerpo y cae en la cama, aterrizando justo al lado mío y sacudiéndome mientras rebota, cantando—: ¡Levántate! ¡Levántate! ¡Levántate!

—¿Qué estás haciendo? ¡Déjalo ya! —gimo, cubriéndome la cara con la almohada mientras inten...

Inicia sesión y continúa leyendo