110: Lo hago, lo hago, lo hago, lo hago

Momentos después, la llamaron y Gustus no perdió más tiempo en ofrecerle su brazo. Salieron por el jardín y entraron en el bosque, donde un sendero estaba iluminado con luces de hadas entre los árboles. Pétalos de rosas blancas y tallos de lavanda bordeaban el camino. Se podían escuchar las suaves m...

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