Libro 2, Capítulo 8: Luchando contra el azar

Madison

—Dame la pistola, Madison —dijo Damien con calma. Su ira brillaba intensamente en sus ojos. Sus guardias, que estaban en el avión, ahora se habían levantado y me apuntaban con sus armas.

—Déjame ir, Damien —dije, aún un poco sin aliento.

—No puedo hacer eso. Solo vas a empeorar las co...

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