Baile

Southampton

—Uno, dos, tres. Uno, dos, tres—contaba Mildred Westmoreland mientras seguía los pasos de Meg alrededor de la habitación—. Bien, ahora recuerda mantener el brazo levantado. Debe estar rígido. Así es.

El tono alegre en la voz de su madre no solo era sorprendente, sino también refrescant...

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