Congelación

—¿Qué demonios estás haciendo, Robert, viejo amigo? —preguntó Victor, con un brillo maníaco en los ojos—. Nos estamos quedando sin tiempo. ¡No puedes quedarte aquí parado! Tienes que subir a un bote.

Robert miró a su antiguo jefe durante unos minutos, sin saber qué decir. Por supuesto, se daba cuen...

Inicia sesión y continúa leyendo