Hora

Eran exactamente las cuatro en punto cuando un golpe en la puerta hizo que Meg se pusiera de pie, las mariposas en su estómago imitando a Josephine en su máquina voladora. Abrió la puerta y encontró a Jonathan, tal como había esperado.

—Buenas tardes —dijo, logrando sonreír.

—Señorita Meg —dijo él...

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