Momentos

—Hola, preciosa —dijo Charlie, tomando su mano, y Meg se la dio—. ¿Cómo estás realmente esta mañana?

No pudo evitar sonreírle. Su mano estaba mucho más cálida ahora que en días anteriores. Las puntas de sus dedos estaban ásperas en algunos puntos donde habían sufrido congelación, pero se alegraba d...

Inicia sesión y continúa leyendo