Visita

—¿Cómo están? —preguntó Kelly, invitándolos a entrar.

Antes de que Meg pudiera responder, Ruth, que había estado jugando en el suelo cerca, se estrelló contra sus rodillas, casi haciéndola caer hacia atrás.

—¡Tía Meg! —gritó la niña, con sus rizos rojos rebotando—. ¡Por fin has venido a visitarnos...

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