Capítulo 8

Axel me levantó como si no pesara nada, me lanzó sobre su hombro y marchó hacia la casa.

—¡Puedo caminar, ¿sabes?! —gruñí, luchando aunque esa parte de mí que encontraba tan atractivo que pudiera llevarme sin siquiera sudar, se sintiera excitada.

—Ajá —dijo Axel, dándome una nalgada.

Me quedé qui...

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