Capítulo 129 - No te detengas

No se retiró. Ni siquiera se movió. Permaneció enterrado, moviéndose en lentos y superficiales giros para mantenerla llena, para sentir cada pulso de ella a su alrededor. Su frente descansaba en su columna mientras jadeaba, el sudor goteando desde su sien hasta su espalda.

—Todavía eres mía— gruñó ...

Inicia sesión y continúa leyendo