Capítulo catorce — Divergencia

El silencio los envolvía, denso como el humo.

Eira se giró lentamente, su voz tranquila pero cargada de determinación. —No puedo quedarme aquí. No contigo. No con ninguno de los dos.

Caius dio un paso adelante. —Eira—

Ella levantó una mano. —No. Mi lobo puede que te anhele, pero yo no. No siento ...

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