Capítulo veintiuno: The Pull

El aire de la mañana estaba helado por la escarcha, pero la sangre de Cass corría caliente—demasiado caliente, como si el fuego estuviera enroscado en su pecho sin tener a dónde ir.

Salió de la posada antes del amanecer, el cielo aún pintado con trazos de violeta y ceniza. Sus botas crujían suaveme...

Inicia sesión y continúa leyendo