Capítulo treinta y siete: Sombras en la luz

Cass salió al sol de la mañana, entrecerrando los ojos. La luz se filtraba entre sus pestañas, y el aire era lo suficientemente fresco como para erizarle la piel de los brazos. No había dicho mucho esa mañana—apenas había mirado a Alder desde que se despertaron—pero no lo detuvo cuando su mano rozó ...

Inicia sesión y continúa leyendo