Capítulo cincuenta: El ajuste de cuentas

Cass estaba sentada junto a la ventana de sus aposentos, con las rodillas dobladas contra el pecho y una manta suelta sobre los hombros. El fuego chisporroteaba detrás de ella, pero su calor no llegaba al vacío que se formaba en su estómago.

Apenas había dormido. Cada vez que se miraba en el espejo...

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