Capítulo setenta y cuatro: La respuesta de la luna

La habitación cayó en silencio tras la salida de Alder, la tensión evaporándose como la niebla al amanecer.

Caius permaneció junto a su cama, sin alejarse más de un brazo de Cass. Se quitó las botas, la armadura, todo lo que no pertenecía a su espacio, y se metió en la cama junto a ella. Con cuidad...

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