Capítulo ochenta y seis — Juicio

El gran salón nunca se había sentido más frío.

Eira se encontraba justo fuera de las pesadas puertas dobles, enderezando su espalda y alisando los pliegues de su vestido verde oscuro. Había sido convocada por decreto real—el decreto de Caius.

Su corazón latía con anticipación. Este era el momento....

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