Capítulo noventa y cuatro: regresa una beta

Mientras Eira y Cass vagaban por el borde del bosque, de la mano, disfrutando de la rara quietud del día, Caius se encontraba dentro de la antigua sala del consejo. La luz del sol se filtraba a través de las altas ventanas, pintando el suelo de piedra con un dorado fracturado. No había estado ocioso...

Inicia sesión y continúa leyendo