Capítulo noventa y siete: La fractura

Eira se apartó lentamente de los brazos de Kalen, poniendo un respiro de distancia entre ellos. Su expresión era inescrutable, pero sus ojos estaban firmes—calmados, incluso.

—Kalen —dijo suavemente—, creo que sientes algo. No voy a descartar eso. Pero yo no lo siento.

Él parpadeó, como si las pal...

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