213. Malvado

Jesse

Cuando me levanté esa mañana, ocurrió algo extraño.

Noté a Lia sentada en la mesa con su cristal de adivinación y un mapa del área extendido frente a ella. Sus dedos flotaban sobre el vidrio como si hubiera estado allí un buen rato, concentrada, tensa.

—Lia, ¿qué estás haciendo?

—Nada.

Su...

Inicia sesión y continúa leyendo