240. No me pongas a prueba

La fogata crepitaba suavemente en el centro del campamento, proyectando sombras titilantes sobre los rostros cansados y sucios de todos. Los gemelos estaban acurrucados juntos en una maraña de mantas, roncando suavemente como si no hubieran canalizado alguna profecía antigua y aterradora hace solo v...

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