46. Diferentes especies

Lia

A la mañana siguiente, me senté frente a mi hermano. Había venido a visitarme y le expliqué todo, observando cómo su rostro se transformaba en enojo.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—No quería preocuparte —susurré—. Mira, ella vino aquí a hablar conmigo, así que quería intentar manejarlo yo...

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