Capítulo 40

En una habitación tenuemente iluminada, un hombre estaba sentado en un gran asiento que parecía un trono y cuatro hombres estaban arrodillados ante él. Otros dos hombres estaban de pie detrás de él, sus guardaespaldas.

—¿Dónde están las mercancías? —exigió.

—Jefe, jefe, por favor cálmese —un hombr...

Inicia sesión y continúa leyendo