Contratos

Escuché el tic-tac de mi reloj en la pared mientras me sentaba al pie de mi cama por última vez. Tic, tic, tic.

Cada segundo se sentía como una eternidad mientras movía mis pies al ritmo del sonido. Alpha dijo que Dane llegaría a recogerme a las diez. Miré el reloj por centésima vez esa mañana. 9:5...

Inicia sesión y continúa leyendo