El infierno se ha desatado

Tres días después, Norrix aún no había respondido nuestras llamadas ni mensajes. Nos estaba evitando, a mí, completamente.

Estaba acostada en el regazo de Kairn, con las piernas sobre Skye mientras veíamos una película de terror en el sofá del salón. El pulgar de Skye recorría perezosamente mi pant...

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