«Si la Diosa exige sangre, será de ellos».

—Hola, pequeño lobo...— Me removí al escuchar la voz, cálida y familiar, mientras un par de brazos se deslizaban a mi alrededor, tirándome hacia algo firme y sólido. —¿Estás lista para despertar?

Negué con la cabeza, soltando un gruñido y tratando de cubrirme los ojos. No estaba lista para enfrenta...

Inicia sesión y continúa leyendo