CAPÍTULO 36

Estoy recostada sobre el pecho de Dalton en la chaise longue, ambos observando cómo el amanecer comienza a formarse en el horizonte a través de la gran ventana. Dalton acaricia suavemente mi hombro desnudo con su mano. Hemos estado aquí por unas dos horas, haciendo el amor en este sofá.

—¿Me has pe...

Inicia sesión y continúa leyendo