CAPÍTULO 8

BLAIR

Dalton me llevó a un restaurante en la ciudad, es agradable, es comida italiana.

Cuando lo vi en el pasillo de la casa de Mika, el aire salió de mis pulmones, casi, era hermoso y sentí de nuevo esa necesidad de tener su cuerpo junto al mío.

Cuando llegamos al restaurante me sorprendió el hecho de que tenía un aire romántico y que Dalton no parecía ser uno de esos hombres que planean una cena con su pareja.

Pensé que cenaríamos dentro como cualquier pareja normal, pero me sorprendió cuando el camarero nos llevó a la zona exterior. Y era un hermoso jardín con luces navideñas colgando de los árboles y solo había una mesa para dos junto a un árbol.

Era hermoso.

Dalton retiró mi silla para que me sentara y luego lo hizo él. Tenía una gran sonrisa ya que todo esto era un gesto muy agradable por parte de Dalton.

—¿Por qué te ríes? —preguntó.

—Nunca imaginé que serías uno de esos que planean algo así. —Dije refiriéndome a nuestro entorno.

Dalton acercó su rostro peligrosamente al mío y susurró:

—Y la noche apenas comienza.

No podía separar mi mirada de sus labios y él aparentemente lo entendió ya que me besó, el beso fue lento, pero aún así siempre mostró nuestra necesidad el uno del otro.

Me separé lentamente de él y miré sus ojos, son de un verde pálido con detalles azules. Son hermosos.

—¿Te gustan mis ojos? —preguntó con una sonrisa.

Bajé la cabeza apenada de que lo notara.

—¿Para qué estamos aquí, Dalton?

Esa pregunta es la que carcome mi conciencia.

—Quiero cenar contigo. ¿Por qué, hay algo más que quieras hacer conmigo?

Sus palabras tenían un tono erótico y travieso al mismo tiempo.

—Sí, hay algo.

—¿Qué es? —preguntó intrigado, pero al mismo tiempo sorprendido.

—Quiero conocerte.

Esas palabras fueron suficientes para que se tensara de pies a cabeza, suspiré, temía haber arruinado todo por mi estupidez.

—Puede que no te guste lo que encuentres.

¿Cómo puedes decir eso? Pase lo que pase, siempre estaré a su lado.

Extendí mi mano a través de la mesa y tomé la suya.

—No importa cuán oscuro sea tu pasado, créeme cuando te digo que siempre estaré a tu lado.

Nuestra conversación fue interrumpida por el camarero que llegó trayendo una botella de vino tinto con él.

—Háblame de ti —dijo Dalton una vez que el camarero se hubo ido.

—No pensé que hubiera mucho que contar.

—Empecemos con tu película favorita.

—Pensé... Argo —murmuré.

—Entonces las películas de suspenso y conspiración. Mmmm, gustos interesantes.

—¿Y la tuya?

—Crimen perfecto.

—Mmmmm, gustos interesantes —dije repitiendo sus palabras, lo que le hizo reír un poco.

Dalton y yo terminamos de cenar y decidimos hablar sobre nuestras vidas.

—Me gustan los libros en los que crees que lo sabes todo, pero en realidad no sabes nada —dije tomando un sorbo de mi copa de vino.

Se rió y se inclinó hacia mí para darme un pequeño beso casto.

El camarero vuelve a la mesa y dice:

—¿Desean algún postre?

Esa pregunta me tienta, giro mi mirada hacia Dalton, quien se encoge de hombros y dice:

—Tú decides, solo te digo que tengo algo más preparado para nosotros.

Sus palabras hacen que mi estómago se contraiga de intriga.

—No quiero nada —digo finalmente.

El camarero se va y me inclino hacia Dalton, él intenta usar una voz sexy y yo digo:

—Veamos qué tienes preparado para nosotros.

Dalton sonrió y se levantó, luego extendió su mano para ayudarme a levantarme.

Salimos del restaurante y fuimos directamente a su jeep, cuando ambos estuvimos dentro, él encendió el motor.

—Bien, ¿y ahora qué sigue? —pregunté.

—Te llevaré a un lugar especial para mí —dijo.

Avanzando entre las calles algo desoladas, volvimos al camino que conducía de regreso a la comunidad, las casas comenzaron a aparecer en mi campo de visión, pasamos por la casa de Mika y Nick, lo cual me sorprendió un poco.

Pero no dije una palabra ya que no quería arruinar algo si él tenía algo preparado.

Entramos en el bosque, y las casas desaparecieron de mi campo de visión, llevándose mi tranquilidad con ellas.

Estaba nerviosa, con la misma pregunta en mi cabeza, ¿a dónde iríamos?

Una gran casa aparece frente a nosotros, es de dos pisos, con grandes ventanas a la vista, se puede ver que tiene una chimenea, también a primera vista se puede ver un balcón, la casa parece grande.

—¿Quién vive aquí? —pregunto tratando de mirarlo a los ojos.

Dalton detiene el jeep y apaga el motor, todo nuestro entorno se vuelve cada vez más tenso, así que las ansias me consumen, veo y siento su debate interno mientras estamos aquí, por lo que es más importante para mí saber dónde estamos.

Mi lobo interior siente su aflicción, eso es lo que me impulsa a decidir desabrocharme el cinturón de seguridad y subirme a su regazo, poniendo mis piernas a cada lado de él y abrazándolo.

Al principio no corresponde, pero luego lo hace, pasan unos segundos en los que todo está en silencio y luego suelta una pequeña risa, afloja nuestro abrazo y bajo la mirada algo avergonzada por la situación, pero él toma mi mandíbula y me hace mirarlo a los ojos.

Sonríe ampliamente y roza su pulgar por mi mejilla.

—Eres hermosa. —Sus palabras hacen que una gran sonrisa se forme en mi rostro, pero no me desvío del tema, así que pregunto:

—¿Dónde estamos, Dalton?

Dalton suelta un suspiro y ve que no ha logrado lo que buscaba, desviar mi atención de la situación principal.

—Esta es mi casa —dice.

¡Oh! Casa que debe estar llena de su olor. Alguien dijo que estar rodeada del aroma de un hombre es como ser tocada por él. ¿Voy a sentirme así?

Pensar en esto hace que mi estómago se retuerza.

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