Capítulo 40 El corazón dividido

El nuevo mundo respiraba.

No con aire, sino con luz.

Cada hoja, cada río, cada forma nacida del fuego de Arion latía al compás de su ausencia.

Desde su desaparición, el cielo no había vuelto a ser el mismo.

Una estrella dorada brillaba fija sobre el horizonte, y bajo su resplandor, las criaturas ...

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