Capítulo 47 Donde el fuego duerme

El silencio era rojo.

No tenía sonido, pero ardía.

Lian abrió los ojos en medio de un resplandor dorado, recostado sobre una tierra que brillaba como brasas apagadas.

El cielo, si podía llamarse así, estaba cubierto por nubes incandescentes que se movían lentamente, como respiraciones eternas.

In...

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