Capítulo 31

Se escucharon pasos amortiguados en el pasillo, y luego la puerta de madera se abrió, dejando entrar a un joven en la habitación. Sus duros ojos azules se encontraron con la frágil chica que se levantó de la cama al verlo. Su mirada frustrada cayó al suelo, estaba abatida.

—Cariño, necesito tu ayud...

Inicia sesión y continúa leyendo