Capítulo dieciséis.

La verdad que duele.

—Debo preguntarte algo, mami —dijo Dottie, con una muñeca en brazos. La voz de la pequeña, inusualmente serena, hizo que a Leticia se le formara un nudo en la garganta. Se detuvo, dejando de lado sus quehaceres para prestarle toda su atención.

—Te escucho, mi niña —respond...

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