Capítulo cuarenta y cinco.

El regreso a la calma.

El viaje de regreso a casa fue un bálsamo para el alma de Leticia. El sol de la mañana se filtraba por la ventana, iluminando el rostro de Daniel, que conducía con una serenidad que ella no le había visto en días. La tensión, el miedo, la desesperación, todo había quedado...

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