Capítulo cincuenta y tres.

El cumpleaños olvidado.

A la mañana siguiente, el sol se filtraba por las persianas, dibujando líneas doradas en la pared. Un rayo de luz aterrizó justo en la cara de Leticia, despertándola. Abrió los ojos, un poco desorientada, y lo primero que vio fue la pantalla de su teléfono. Una notificaci...

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