Capítulo sesenta y dos.

Una nueva cara de la familia.

Unos días después, mientras Daniel y Leticia estaban en casa compartiendo la cena, el teléfono de Daniel sonó. Al ver el identificador de llamadas, una sonrisa se dibujó en su rostro. Eran sus primos.

—¡Sebastián! ¡Qué sorpresa! —exclamó Daniel. La alegría en s...

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