Capítulo treinta y uno

Conducía a una velocidad anormal, las luces de la ciudad pasaban volando por mi campo de visión como chorros borrosos. Mads me miraba, algo salvaje en sus ojos me hizo estremecerme, a veces tomaba una respiración profunda y volvía a mirar la carretera, negando con la cabeza, unos momentos después me...

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